viernes, 27 de mayo de 2011

Defensa hasta el fín

Era una lluvia con solera, de esas que cuando cae no lo hace con desgana, rutinariamente, sino con el firme propósito de calar hasta los huesos a quien la sufre. Además, se diría que lo hacia con dedicación personal (vale, en un tribunal alguien argüiría el agravante de ensañamiento, pero… ¿Quién va a llevar ante el juez a la lluvia?), se podía sentir que la jodida estaba especialmente interesada en uno, que las gotas mas heladas las reservaba para que te cayeran encima…

El día no acompañaba. O tal vez, si que lo hacia. ¿Qué es preferible para despedir a alguien en su último transito, que el sol “anime” la velada, o que la lluvia acompañe con su lloro la tristeza de los presentes?

La gente se arremolinaba en torno al sepulcro, mientras el sacerdote daba el último adiós al difunto.

Un poco retirados del bullicio, dos figuras conversaban sobre el mismo.

-Con el “Hacha” Jokin se nos van los viejos tiempos, el ultimo representante de aquel equipo mítico…Damian, Arias, Jokin, Quinin, Barbosa, Cachorro, Mariano, Ramón, Matías, Baeza y Domingo…aun recuerdo la copa del…-Comentaba un señor entrado en años a su compañero, bastante mas joven.

-¿Pero, exactamente que clase de jugador era, papa?-le interrumpió su contertulio.

-Bueno…ya sabes que cada equipo suele tener especialistas en diversas áreas. En aquel equipo Barbosa era el cerebro, Domingo el fino estilista (aunque en el fútbol de hoy eso suene mas al peluquero de Guti), y Jokin...Jokin era el carnicero, la mayor bestia que he visto sobre un terreno de juego…lo de su apodo mas que metáfora era simple descripción…

- Carajo, ¿era para tanto?

- Fíjate que se contaba por entonces que tenia en su casa, como en ciertos santuarios, una colección con reproducciones de brazos, piernas, cabezas…pero sus “exvotos”, en lugar de indicar como en esos santos sitios la curación de tales extremidades, indicaban las que había roto…

- Menudo animal… al menos jugaba en nuestro equipo.

-Si, de hecho recuerdo que la hinchada le jaleaba, “Dale duro Jokin”, “Al Nueve Hacha, al Nueve”…reconozco que los rivales daban un poco de pena, aquello debería tener cierto parecido al ambiente de los anfiteatros romanos…salían a nuestro campo aconjogados, y así pasaba lo que pasaba…

- Ya veo que el fútbol de nuestro equipo no seria un ejemplo para la escuela de Cruyff….


-El fútbol de nuestro equipo no era ejemplo para nadie, menos para esa clase de tipos que uno encuentra en el corredor de la muerte…una cosa es el fútbol Viril, la lucha, la entrega, la casta…y otra esa especie de matanza balompédica que sucedía cada vez que los nuestros pisaban el verde…pero ganábamos, y eso es lo que cuenta… ¿no?- Respondió, con algo de inseguridad en su voz, el padre.

-Supongo…aunque tal y como lo has descrito, te hace sentir un poco como si al animar a esos tipos te convirtieras en una especie de cómplice de la Mafia, de fiel cumplidor de la Omertá…¿no debíamos caer demasiado bien entonces por ahí fuera, eh?

-A ver…recuerdo un titular de la época, cuando visitamos Sevilla, que decía “ Desalojen las calles, llega el Deportivo”…por cierto, uno no puede dejar de sonreírse pensando en el nombre tan poco apropiado que teníamos, suena un poco a esas “Republicas Democráticas” que tanto abundaban por el mundo…

- Pues menos mal que no os tiraban piedras cuando llegabais al campo…

-Je, pero eso es porque sabían que si nos las tiraban, se las íbamos a devolver, y con mas puntería…no era respeto, era miedo…

El oficio había terminado, el ataúd descendía hacia su lóbrega morada, mientras la gente se dispersaba lentamente.

Fue entonces cuando divisaron a un anciano apoyado en un bastón y junto a un árbol, a cierta distancia de la tumba, pero que sin duda, observando la concentración de su mirada, solo estaba interesada en la misma.

Al padre se le iluminó por un momento la mente, y de entre las nieblas de la memoria, consiguió traer de vuelta un lejano recuerdo.

-Vaya por Dios, ¿pero sabes quien es ese señor? Mauricio Donato, “El Cisne Cojo” de las crónicas…

-Que apodo tan extraño…

-Bueno, primero fue simplemente el “Cisne”, por su elegancia, lo de Cojo fue un añadido posterior a su encuentro con El Hacha, me temo…creó recordar que le rompió la pierna por cuatro sitios, estuvo dos años sin jugar, y cuando volvió nunca fue el mismo…lo suyo era peor que lo de Robben mismamente….

- Uff… ¿y que hará aquí?

-Supongo que vino a perdonar a su verdugo, ahora en este postrero momento…caballeroso siempre…creo que lo mejor es dejarle solo, ¿no te parece?

Asintiendo, el más joven de los dos ayudo a su padre a abandonar el lugar.

Un minuto después de que todo el mundo hubiera desaparecido, El “Cisne”, tras asegurarse de que no quedaban espectadores, se acerco a la recién colocada lapida.

Quien resiste gana.”

Don Mauricio leyó el defensivo epitafio, digno de figurar en la sepultura de Capello o Clemente. Tras ello, y volviendo a mirar a todos lados, y con esfuerzo, se subió sobre el frío y mojado mármol.

-te lo dije, maldito cabrón, te lo dije, cuando murieras iba a bailar sobre tu tumba, y aquí me tienes… ¿Qué, quien ríe ahora, quien resistió mas, serás capaz de devolverme el golpe, podrás partir alguna pi…”

Era inevitable. El destino, los siniestros hados, unidos al mármol pulido, la helada matinal y la lluvia continua, habían transformado aquella tumba en una trampa mortal, lo que unido a la excitación del viejo, solo podía conducir a un final. A mitad de la última oración, el resbalón se hizo inevitable, un espantoso sonido de huesos rotos perforo la atmósfera, y un grito desgarrador cerró la escena. Después, solo se escuchó una palabra que, singularmente, era el mejor epitafio que se podía dedicar al gran Jokin…

Hijoputaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

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